El 6 de agosto, Alejandro y Karina Curbelo acostaron a sus cuatro hijos, como tantas otras noches. Pero minutos después, Brian, el mayor, que dormía en el entrepiso, notó una luz naranja extraña. Se asomó para ver qué pasaba y no tardó en gritar con desesperación: "Fuego, fuego". Para cuando lograron reaccionar, las llamas ya habían alcanzado el primer piso, donde dormían los más chiquitos.
"Todo lo que fuimos construyendo con Ale se fue ", cuenta Karina, todavía con la angustia a flor de piel. Su historia es la de una familia de trabajadores que, en cuestión de minutos, cambió para siempre y que hoy recibe donaciones para volver a reconstruir su hogar.
Los Curbelo vivieron toda su vida en el barrio de San Alberto, en Isidro Casanova. La casa sobre la calle Roque Pérez, entre Espino