El alicatado de los trece cuartos de baño —ornamentados, algunos, con símbolos franquistas — el papel pintado de las paredes, algunas estanterías, bombillas sueltas, una estatua de Santiago Peregrino y un bajo relieve. Es más o menos la cuenta final de atractivos interiores que presenta la casa Cornide , en A Coruña, abierta al fin a visitas tras años de recursos judiciales y una multa de la Xunta de Galicia a los Franco por negarse a abrir al público el palacete que ocupan desde los años 60. Un cascarón vacío que llama la atención a los 20 visitantes que pueden acceder por semana, el mínimo al que obliga la ley a titulares de Bienes de Interés Cultural . La completa ‘nada’ ha llamado tanto la atención que hasta los Franco han intentado justificarse. Lo ha hecho uno de los
Los Franco justifican el vaciado de la Casa Cornide "por problemas de humedad"

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