LA HABANA - Antes de la llegada de Fidel Castro al poder en 1959, Cuba era una de las economías más prósperas de América Latina. Con un sólido crecimiento agrícola, una floreciente industria azucarera, altos índices de alfabetización y un pujante sector turístico que atraía visitantes de todo el mundo, la Isla gozaba de una infraestructura avanzada para la época y de niveles de vida superiores al promedio regional.
La Habana era reconocida por su vibrante vida cultural, sus lujosos hoteles y su posición como uno de los principales centros financieros del Caribe.
Seis décadas después, el panorama es radicalmente opuesto. El régimen cubano impuesto por el castrismo sumió al país en una crisis económica crónica, marcada por la escasez de alimentos, medicinas y bienes básicos. La infraestr