La muerte del senador y precandidato Miguel Uribe Turbay es repudiable e injustificable. Asimismo, exige resultados inmediatos para castigar con todo el peso de la ley a los determinadores.

Todo lo anterior, no porque sea un hombre de abolengo. Tampoco por su investidura de senador o por ser un precandidato presidencial. La justicia debería actuar con celeridad porque es un ser humano, un colombiano. Es una vida.

Hemos visto en este caso mediático el rechazo social desde todos los sectores de la comunidad. Políticos, empresarios, cantantes, actores, académicos, entre otros; se han pronunciado al unísono con suma indignación.

Lo triste es que esa misma energía y ese mismo proceder, no es igual cuando se trata de colombianos de a pie. Cuando las víctimas no salen en las revistas, ni van

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