
Las sombrillas pueden parecer una reliquia del pasado, cuando las damas de la alta sociedad querían evitar a toda costa broncearse (ya que se asociaba a las campesinas pobres que trabajaban al sol) o a otras culturas orientales, donde las mujeres se protegían del sol con parasoles de papel de arroz por el mismo motivo porque tener una piel blanca es un imperativo de belleza en estos países.
Sin embargo, las sombrillas vuelven a estar de moda, y el motivo ya no es la estética tanto como la mera supervivencia. El cambio climático hace que las temperaturas en verano sean más altas de lo normal, el sol es implacable y, en muchas ciudades, hay una planificación urbana deficiente que elimina los árboles y las sombras, lo que produce el temido fenómeno de la isla de calor . Si nos protegemos de la lluvia con un paraguas de forma cómoda y eficaz, ¿por qué no hacerlo del mismo modo del sol?
Protegerse del sol no es una opción, es una necesidad
Según el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer , la principal causa de cáncer de piel es la exposición acumulativa a los rayos del sol. En concreto, dos tipos de radiación son las culpables: los rayos UVA penetran más profundamente, degradando el colágeno y acelerando la aparición de arrugas y manchas, y alterando el ADN de las células de la piel (lo que puede provocar cáncer) mientras que los rayos UVB son los responsables de las quemaduras solares, que también se relacionan, a lo largo de la vida, con la aparición de cáncer.
Los protectores solares en crema son una forma muy eficaz de evitar las peores consecuencias del sol en nuestra piel. Sin embargo, las barreras físicas son las más eficaces: estar a la sombra, ponerse ropa protectora , llevar un sombrero. Pero al mismo tiempo, también queremos llevar pocas prendas encima porque dan calor. Llevar una sombra con nosotros en forma de paraguas o sombrilla es una opción fácil y efectiva.
En países como Japón es normal ver a la gente llevando paraguas para protegerse del implacable sol de verano de aquel país. El higasa (paraguas para sol) es un accesorio disponible en todas las tiendas abiertas 24 horas. Aunque antes eran las mujeres quienes lo llevaban, tras un verano con temperaturas récord en 2007, los hombres japoneses también adoptaron masivamente el parasol, acuñando el término higasa-danshi (chico paraguas).
Las ventajas del parasol
La tendencia se introduce poco a poco en países donde el sol castiga a la población, como España. Según un estudio publicado por JAMA Dermatology , los parasoles con protección UV son capaces de bloquear entre el 77% y el 90% de la radiación ultravioleta del sol, y algunos con recubrimientos especiales pueden bloquear hasta el 99%. Pero un parasol no solo es eficaz para bloquear los rayos UV y evitar quemaduras.
Según el fabricante japonés World Party Co., una sombrilla es capaz de reducir la temperatura del cuerpo hasta en tres grados, comparado con estar al sol sin protección, y reduce la sudoración en un 17% a 30°C. Al evitar la incidencia directa de los rayos del sol disminuye el estrés térmico, lo que previene el agotamiento y los golpes de calor.
Por si fuera poco, al crear una zona de sombra densa, un parasol reduce la exposición de los ojos a la radiación, tanto la del sol como la reflejada en el suelo, complementando a las gafas de sol.
Hay que tener en cuenta que no todas las sombrillas son iguales. La eficacia depende de sus materiales y diseño. Esto es lo que debemos buscar si queremos adquirir una:
- Color: los tonos oscuros (negro, azul marino) absorben más radiación que los claros, por lo que el exterior debe ser de color claro o, aún mejor, plateado, lo que refleja la luz en lugar de absorberla. Sin embargo, la cara interior debe tener un revestimiento oscuro o negro, ya que así evitamos que los rayos reflejados en el entorno alcancen el rostro.
- Tejidos: son más gruesos que un paraguas para la lluvia. Los tejidos sintéticos ofrecen mallas suficientemente tupidas para bloquear los rayos con eficacia, pero, además, es importante que sea duradero y no se degrade con la exposición al sol. Los tejidos como el polietileno o el poliéster ofrecen mayor resistencia a la degradación UV.
- Certificación UPF 50+: el Factor de Protección Ultravioleta (UPF) es similar al FPS en cremas y mide cuánta radiación bloquea la tela. Un UPF 50+ filtra el 98% de los rayos.
- Fabricación: los mejores modelos tienen varillas de fibra de vidrio (no de metal) que son más resistentes y duraderas, y no se recalientan bajo el sol.
- Tamaño: un mínimo de 110 centímetros de diámetro es suficiente para cubrir a un adulto, pero nunca viene mal una superficie mayor.
Las sombrillas no son una excusa para evitar otras precauciones, como ponerse cremas protectoras solares, gafas de sol e hidratarse debidamente. Por último, hay que olvidar la idea de que se trata de un accesorio exclusivamente femenino. El calor iguala a todas las personas que tengan que pasear por la calle en verano, por lo que ya no tiene sentido hacer distinciones de género cuando se dispone de una solución económica, segura y eficaz para protegerse.