El perreo puede ser placer, identidad y también política.

Así lo planteó Cazzu, quien veía en este baile una forma de reapropiarse del cuerpo y cuestionar la manera en que la industria y la sociedad habían enseñado a las mujeres a complacer a otros antes que a sí mismas.

Para explicarlo, recurrió a la experiencia íntima y a cómo, desde los primeros encuentros, muchas mujeres aprendían a ceder antes que a disfrutar.

“Empieza por la percepción del cuerpo como nuestro, empezando por la primera experiencia sexual de tu vida; la mayoría la recordamos como algo feo, porque ya desde ese momento sabíamos que estábamos aquí para complacer a un otro”, expuso la cantautora argentina.

“Siento que el perreo genera placer cuando lo bailamos, y es una palabra linda para después pensarlo políticamente

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