Ir a la peluquería va mucho más allá de un simple cambio de look. Para muchos, es un acto de autocuidado: un espacio donde relajarse, resaltar la belleza y dedicarse un rato para uno mismo. Pero no todos los salones cumplen con esa promesa. Hay lugares en los que la experiencia puede convertirse en un auténtico calvario : productos caducados, manos poco expertas o técnicas inadecuadas pueden arruinar lo que debería ser un momento de disfrute. Al igual que sucede con restaurantes o clínicas que dejan un mal sabor de boca, no todas las peluquerías son confiables. Por suerte, los expertos en estilismo saben identificar señales de alerta que podrían evitar muchas tragedias capilares.

Afortunadamente, los expertos en estilismo saben detectar ciertas señales de alerta que pueden evitar tra

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