Desde el Salón Blanco, el presidente Javier Milei habló como quien intenta convencer a un auditorio invisible de que la cuerda floja sobre la que camina es, en realidad, una autopista de seis carriles. Detrás, Caputo, Bausili, Quirno y Daza -El Estad Trader- observaban con los gestos de Michael Douglas y Charlie Sheen en la película Wall Street. La escena condensó un mensaje tácito: la Argentina no está en calma; está en una cornisa, y debajo, el vacío.

La narrativa presidencial intentó transmitir orden, disciplina y previsibilidad; los datos macroeconómicos, sin embargo, insisten en contar otra historia. Como advierte Sautu (2005), el análisis serio requiere interpretar los contextos más allá de las narrativas oficiales, y en este caso, el desajuste entre discurso y realidad es tan visib

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