Cada verano, los incendios forestales vuelven a ser noticia. Las altas temperaturas, la sequía, el viento y, sobre todo, la acción humana, se combinan para crear un escenario propicio para que el fuego se propague con rapidez y cause daños irreparables. La pérdida de masa forestal, la destrucción de ecosistemas, el impacto en la fauna y la flora, la afectación de comunidades rurales y la emisión masiva de gases contaminantes son solo algunas de las consecuencias.

Este verano en particular, los incendios están asolando numerosos territorios con una intensidad preocupante. El cambio climático ha intensificado la sequedad del suelo y prolongado las olas de calor, convirtiendo grandes extensiones de terreno en auténticos polvorines. Pero más allá de las condiciones naturales, es la actividad

See Full Page