Tras un martes negro en la provincia de Ourense, en el que tres brigadistas sufrieron quemaduras graves, las llamas acecharon a barrios periféricos de la capital y tuvieron que ser desalojados varios cientos de personas en zonas como la estación de montaña de Manzaneda, el asedio del fuego forestal continúa este miércoles. Una treintena de municipios orensanos, un tercio del total, se encuentra en situación de riesgo extremo de incendio, según la Xunta de Galicia, que elevó a más de 4.500 las hectáreas calcinadas en Chandrexa de Queixa, en un foco que comenzó a arder el pasado viernes.

“Pensé que moría allí. Estaba tirado, me dolía todo el costado, la pierna, la cadera. No sabía si tenía algo por dentro”, declaró a La Voz de Galicia Roi López Muriel, un brigadista que resultó herido el lu

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