El pasado 7 de junio el país presenciaría uno de los asesinatos más desgarradores de los últimos años, el precandidato y senador por el partido Centro Democrático, Miguel Uribe Turbay sería víctima de un acto de sicariato durante una reunión política en el barrio Modelia en la ciudad de Bogotá. Hecho que no solo conmocionó al país, sino que también reabrió el debate frente a la violencia política, el recrudecimiento de la inseguridad y el rol de los menores en las estructuras criminales.

El hecho de que el delito haya sido perpetrado por un menor de 15 años, como autor material del atentado, ha volcado al país a revivir un debate ya conocido durante los años más dolorosos de la lucha contra el narcoterrorismo en el país. ¿Cómo conciliar la necesidad de condenas ejemplificantes y necesaria

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