El país presenció hoy una escena que resume, como pocas, el ADN de la política colombiana: la incapacidad de dejar las disputas atrás, incluso en un momento de luto. La velación del senador y precandidato Miguel Uribe Turbay terminó convertida en un nuevo campo de batalla entre los expresidentes Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Santos.

Uribe, fiel a su estilo frontal, calificó de “hipocresía” la presencia de Santos en el funeral, acusándolo de devolver el poder a los criminales y de usar el dinero corrupto de Odebrecht para perpetuarse en el poder. Un ataque que no solo reabre viejas heridas, sino que también deja claro que, para él, las cuentas con Santos siguen abiertas.

Santos respondió con un llamado a “dejar atrás el odio” y a dar ejemplo de grandeza. Un mensaje que, aunque buscaba

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