Margarita Galaz, afincada en Sevilla, convence a sus pacientes de que el origen de los tumores es el conflicto emocional. El Ministerio de Sanidad español estudia cerrar sus páginas web por un posible “peligro para la salud pública”
Margarita Galaz, la negacionista del cáncer afincada en Sevilla que se enfrenta a una querella por homicidio
“Quiero que bloquees a todas tus hermanas”, “que le digas a Marcela que no le abres más la puerta” y “avísame si vas al hospital, porque ahí yo voy a perder todo el contacto contigo para despedirnos”. Son algunas de las frases que le decía Margarita Galaz, una ‘curandera’ negacionista del cáncer residente en Sevilla, a una de sus ‘pacientes’: Fabiola Lorena Vega Espinoza, fallecida en 2024 por cáncer de mama. Ya pesa sobre ella una querella por homicidio en Chile, de donde era la víctima, y según informa el abogado de la causa a este diario, se pedirá su extradición a las autoridades españolas para ser juzgada en allí. Ahora, el Ministerio de Sanidad español estudia cerrar las páginas web de Galaz por un posible “peligro para la salud pública”.
Según detalla la querella, Fabiola Lorena Vega Espinoza falleció en 2024, a los 52 años, en Chile, por “insuficiencia respiratoria aguda causada por un cáncer de mama”. Desde la aparición de los primeros síntomas, Espinoza recurrió a Galaz, con quien había compartido años atrás estudios universitarios. Las demandantes, sus hermanas, acusan a Galaz de manipularla para “determinarla a considerar que la causa de su cáncer de mama era, precisamente, su familia”. Además, especifican que fue “por expresa indicación de Galaz, que Fabiola no trató su enfermedad” y tienen la certeza de que “si hubiese seguido tratamiento médico, hoy estaría viva”.
Contactada por este periódico, Galaz asegura que, en caso de tener que defenderse, “lo apropiado sería hacerlo por las vías legales”. Aclara que no lo hará a través de los medios de comunicación ni las redes sociales “donde solo se busca publicidad sin considerar las consecuencias ni el daño a terceros”. Aun así, la ‘curandera’ sí que se ha pronunciado en sus redes sociales, sin explicitar a qué se refiere. Dice estar pasando “por una situación difícil” y denuncia haber recibido acoso y sufrir campaña de “difamación”.
En sus canales, Galaz se presenta como fundadora de la ‘Comunidad Hameriana’. Esta corriente de pseudomedicina retoma las teorías infundadas de Ryke Geerd Hamer, un médico alemán condenado en 1997 por ejercicio ilegal de la medicina. Desde su domicilio en Sevilla, Galaz comercializa cursos y asesorías personalizadas en línea, con la promesa de ayudar a los pacientes a “superar” sus enfermedades. Sus “terapias” se centran en negar la existencia del cáncer: “Aunque se siga invirtiendo más dinero, nunca se encontrará la cura del cáncer en la medicina convencional porque además, en cierto modo, tampoco existe”, dice en unos de sus posts. Es más, atemoriza a sus pacientes con la idea de que recibir un tratamiento médico podría acabar con su vida y asegura que, en realidad, el origen de los tumores es el conflicto emocional. Esa es la excusa que utiliza para recomendar a sus ‘pacientes’ que se alejen de sus allegados, ya que según ella, ellos serían la raíz de su conflicto.
Los canales de Galaz
Galaz utiliza múltiples plataformas digitales para difundir esta teoría y comercializar sus servicios. Existen al menos siete canales de Telegram en español dedicados a promover los métodos de la Nueva Medicina Germánica (la corriente pseudomédica de Hammer) con más de 6.800 suscriptores en conjunto. La cuenta de Instagram de la Comunidad Hameriana, liderada por Galaz, cuenta con más de 2.700 seguidores. Además, ha creado su propia “red social”, una web de acceso restringido mediante suscripción mensual, y dirige un pódcast donde amplifica su mensaje.
En teoría, en España, este tipo de promoción está prohibida. El artículo 4 del Real Decreto 1907/1996, sobre publicidad y promoción comercial de productos y servicios con supuesta finalidad sanitaria, prohíbe expresamente la publicidad de productos o tratamientos “que se destinen a la prevención, tratamiento o curación de enfermedades transmisibles, cáncer y otras enfermedades tumorales, insomnio, diabetes y otras enfermedades del metabolismo”. Sin embargo, hasta la denuncia interpuesta la semana pasada por RedUNE (la Red de Prevención del Sectarismo y el Abuso de Debilidad), las actividades de Galaz pasaban desapercibidas para el Ministerio de Sanidad.
Fernando Frías, abogado experto en pseudoterapias, explica que, para que una página web como las gestionadas por Galaz pueda ser cerrada en España, deben encontrarse en ella contenidos que supongan un peligro para la salud. En esos casos, corresponde al Ministerio de Sanidad abrir un expediente administrativo y solicitar a un juez la autorización para el bloqueo, en virtud del artículo 8.1. de la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información. Sin embargo, “el Ministerio no podría ordenar directamente el cierre porque este es uno de los casos en los que el Tribunal Supremo considera que hay un conflicto entre la protección de la salud y la libertad de expresión, por lo que es imprescindible la intervención judicial”, aclara Frías.
Sobre la aparente impunidad con la que operan estas plataformas, el abogado es tajante: “Todo esto depende de la capacidad inspectora del Ministerio y de las comunidades autónomas, que es muy reducida y suele ocuparse de otras cosas, me temo”. A su juicio, las autoridades sanitarias no priorizan el combate a las pseudoterapias, y recuerda que incluso iniciativas comprometidas, como el informe oficial sobre eficacia y seguridad de la homeopatía, llevan años de retraso: “El informe lleva siete u ocho años sin ver la luz”, señala Frías, quien considera que este tipo de dejadez institucional permite que las webs de desinformación médica sigan existiendo sin consecuencias legales.
Otra posible víctima en nuestro país
La denuncia de RedUNE impulsa este caso en España, donde reside la acusada. Podría haber más, según reconoce una de las hermanas que ha estado contactando con otras familias afectadas. De hecho, varias de las víctimas habrían formado parte de un grupo de mujeres al que atendía Galaz en conjunto, una de ellas, una española.
Galaz no es la única negacionista del cáncer que ha sido investigada por la justicia: existen precedentes de demandas en circunstancias similares, aunque rara vez los tribunales fallan contra estos falsos curanderos. Es el caso de Juan Ramón Llorente, un valenciano que en 2018 fue absuelto de los delitos de homicidio imprudente e intrusismo, tras haber acompañado a un joven de 21 años con cáncer que abandonó la quimioterapia. El juez consideró que la víctima tomó esa decisión “de forma libre y consciente” y que la influencia de Llorente no fue decisiva. A diferencia de aquel caso, el proceso contra Galaz podría marcar un antes y un después si se logra probar que la voluntad de la víctima fue erosionada hasta el punto de no poder decidir por sí misma.