El ranquin de mentiras y la vicepresidencia, por Ariel Sribman Mittelman
X: @Latinoamerica21
Nuestra época se caracteriza por la obsesión por los ranquins. Los tenemos de universidades, de canciones, de destinos turísticos, de calidad democrática… No hay ámbito de nuestra vida para el que no haya un ranquin. O quizá sí: no existe un ranquin de mentiras. No hay una lista de las más grandes, las más universales, las más descaradas. Si se creara, tengo claro a dónde iría mi voto: a la idea de que vivimos en democracia. Cumple a la perfección los tres criterios citados: es una mentira colosal, es universalmente aceptada y es repetida con total descaro por todos, gobernados y gobernantes. Los primeros, posiblemente porque en buena medida ignoran la verdad. Los segundos, porque fingen ignorar