Cuando, en la década de 1940, murieron los últimos lagartos gigantes que habitaban en los Roques de Salmor, dos peñascos rodeados por el océano junto a la costa de El Hierro, todos dieron por hecho que la especie había desaparecido para siempre. Sin embargo, protegida por la Fuga de Gorreta, a cientos de metros sobre el suelo, sobrevivió una pequeña colonia que permaneció oculta durante décadas , hasta que en 1974 un pastor de cabras, Juan Machín , la redescubrió para el mundo.

Aquel momento marcó un antes y un después no solo para el patrimonio natural de la isla, sino también para el pequeño nieto del pastor, Juan Pedro Pérez Machín , conocido como Perico, quien dedicó gran parte de su vida a recuperar esta reliquia endémica de la fauna canaria. Hasta su fallecimiento prematuro en

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