Cada 15 de agosto celebramos la solemnidad de la Asunción de la Virgen María al cielo. María siempre fue venerada por la Iglesia por tener un lugar importantísimo en la Historia de la Salvación: fue elegida como Madre del Salvador. Pablo VI en Marialis Cultus decía: “La piedad de la Iglesia hacia María es un elemento intrínseco del culto cristiano”.
Nos preguntamos en esta fiesta sobre el destino final de María: ¿Cómo terminó su vida aquí en la tierra? ¿Qué pasó después que Jesús subió al cielo? ¿Cómo fueron sus vínculos con los apóstoles? ¿habría conocido el sepulcro?
Tanto en los llamados evangelios sinópticos como en la tradición del evangelio de Juan, aparece la figura de María diseminada a lo largo de la narración en distintos episodios públicos de la vida de Jesús, pero nada cuenta