No hace falta una celda para vivir encerrada. A veces, la prisión cabe en la palma de la mano, en un carrito de compras virtual o en una agenda que no deja huecos para respirar.

Son las adicciones silenciosas , esas que no huelen, no dejan rastros y se cuelan en nuestra vida disfrazadas de disciplina, compromiso o autocuidado. Lo peligroso es que, como no se ven, pueden acompañarnos durante años sin que las cuestionemos.

En Querétaro, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Psiquiatría y la Secretaría de Salud estatal, 4 de cada 10 personas han desarrollado algún comportamiento adictivo sin consumir sustancias . Entre las más comunes: trabajo excesivo, conexión constante al celular, compras compulsivas y ejercicio desmedido. La cifra coincide con la media nacional, pero con un

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