Aunque la invitación de Ana Botella como alcaldesa de Madrid a tomar una “relaxing cup of café con leche in plaza Mayor” resulte difícil de superar, las tazas nunca han dejado de dar juego político. Ayer fueron Keir Starmer y Volodímir Zelenski quienes tomaron, en su caso, una taza de té en el relajado ambiente del jardín de la residencia del premier británico, antes de la cumbre que se celebrará hoy en Alaska entre Donald Trump y Vladímir Putin para dirimir el futuro de Ucrania.

Llamaron particularmente la atención, precisamente, las tazas, del tradicional formato de media pinta, conocido internacionalmente como mug . Diseñadas por la firma Emma Bridgewater –británica, cómo no– con motivos de Downing Street, ya protagonizaron el encuentro que el presidente estadounidense Joe Biden mant

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