Durante la reforma de la Plaza de España de 2021, hubo un instante en que Madrid pudo haberse acercado, aunque fuera de lejos, a Tokio. Entre las propuestas que llegaron al concurso público de 2016 figuraba un diseño con un paso de cebra diagonal y masivo, inspirado en el famoso cruce de Shibuya. Un gesto urbanístico que habría convertido este nudo de la capital en un espectáculo constante de peatones atravesando la calzada en todas direcciones.
La propuesta formaba parte del proyecto Pradera urbana, que no solo no ganó, sino que ni siquiera pasó a la fase final. En su lugar, el jurado eligió otras dos visiones: Welcome mother nature, good bye mister Ford y Un paseo por la cornisa. Ambas apostaban por un rediseño que privilegiara la conexión verde, la integración paisajística y la movilid