La crisis en el sistema de salud se ha agravado a tal punto que ni los campanazos más impactantes sobre sus efectos lesivos llevan a reacciones públicas y privadas contundentes ni obligan a la adopción inmediata de planes de choque efectivos. Un ejemplo de esto es la dramática demora en la entrega de medicamentos por parte de las EPS a los pacientes.
Hace dos años comenzaron a prenderse las alarmas por la escasez de muchas drogas farmacéuticas indispensables para tratar patologías básicas y complejas. Sin embargo, pese a múltiples cruces de acusaciones entre Gobierno, superintendencia de Salud, proveedores y dispensarios de las medicinas, así como EPS y la red de clínicas y hospitales, esta peligrosa circunstancia continúa poniendo en peligro a diario la calidad de vida de muchos paciente