Aunque Feijóo declarara hace apenas unas semanas que , la realidad es que pocos españoles renuncian a ese paréntesis estival que se convierte en una especie de bálsamo colectivo. Porque, seamos sinceros, cuando el termómetro se dispara y la canícula aprieta, lo único que apetece es tumbarse a la sombra , dejarse llevar por la pereza y, con suerte, entregarse a un chapuzón refrescante.
Los destinos, eso sí, se han ido adaptando a los tiempos. Con la inflación y las cuentas bancarias resentidas, muchos optan por quedarse en territorio nacional o, en el mejor de los casos, cruzar la frontera hacia los siempre socorridos vecinos: Portugal o Francia .
Aunque el dinero no es problema para Irene Montero - como eurodiputada le corresponde un sueldo fijo de 10.075,18 euros brutos mensuales,