La noche del jueves, el Callao fue escenario de una explosión que generó caos y alarma en la zona de Bocanegra. Un potente explosivo fue detonado dentro de un gimnasio ubicado en el cruce de las avenidas Quilca y Lima, alrededor de las 7:30 p. m., cuando el local estaba lleno de clientes realizando sus rutinas de ejercicio.

Testigos relataron que un hombre ingresó al segundo piso del establecimiento, lanzó el artefacto y huyó rápidamente. Algunos vecinos afirmaron haber escuchado hasta tres detonaciones, lo que provocó pánico entre los presentes. Una usuaria comentó: “Las ventanas han estado abiertas y, de un momento a otro, han tirado un explosivo y todo se llenó de humo. Todo se nubló”.

La explosión causó daños severos en las máquinas del gimnasio y en un restaurante ubicado en el primer piso del edificio. A pesar de la magnitud del estallido, no se reportaron heridos, y los asistentes fueron evacuados a tiempo. La Policía Nacional del Perú (PNP) y la División de Criminalística están llevando a cabo investigaciones para recolectar evidencias y determinar la identidad del atacante, quien hasta el momento no ha sido capturado.

Las autoridades han indicado que el propietario del gimnasio había recibido mensajes extorsivos en días previos al ataque, lo que sugiere que el atentado podría estar relacionado con un caso de extorsión. Este incidente se produce en un contexto de creciente violencia y ataques contra negocios en diversas áreas de la capital peruana.

En respuesta a la situación, el Gobierno ha activado la Central 111 de la Policía Nacional del Perú, un servicio gratuito y confidencial disponible las 24 horas para que los ciudadanos puedan denunciar extorsiones y otros delitos. Además, se han habilitado líneas de emergencia para facilitar la denuncia de estos actos delictivos.