La corrupción en Pemex parece una hidra de mil cabezas, un jarrón horadado, un cuento sin fin. En una sola semana, tres grandes casos de malos manejos en la petrolera mexicana han saltado a los titulares. Dos asuntos están vinculados a la infausta gestión del priista Emilio Lozoya, una de las etapas más corruptas en la historia de la paraestatal. Un tercer caso ventilado por Estados Unidos, y que involucra a empresarios y directivos de Pemex del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, puso a tambalear el discurso del oficialismo de que la corrupción era un signo exclusivo de los gobiernos del pasado. Todo ello ha ocurrido pocos días después de que la presidenta, Claudia Sheinbaum, anunció un ambicioso plan para reestructurar la deuda de Pemex, al que ha intentado convocar a la iniciativa p
Se hunden planes de Sheinbaum para reflotar Pemex

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