Desde hace tiempo, Bolivia se enfrenta a un fenómeno desconcertante: una grave escasez de dólares, una crisis de la moneda local y una inflación galopante y, sin embargo, sigue pagando sus deudas.
Una visita a Cangalli, una de las cientos de minas que extraen oro de la exuberante cuenca del Amazonas, al norte de La Paz, ayuda a explicarlo. Aquí, bajo la selva tropical más grande del mundo, el banco central ha encontrado una forma de recaudar miles de millones de dólares para ayudar a pagar a los tenedores de bonos internacionales, en un momento en que la deuda del país se cotiza a niveles críticos antes de las reñidas elecciones generales de este fin de semana.
La triplicación del precio internacional del metal precioso en la última década ha acelerado el abandono de las prácticas centen