En el Día del Niño, no hay nada mejor que sorprender a los más pequeños con un dulce casero hecho con amor. Estas cookies de chocolate blanco y frutilla combinan lo mejor de dos mundos: la suavidad y dulzura del chocolate con el toque fresco y frutal que las convierte en una tentación irresistible. Son ideales para acompañar una merienda especial, llevar como regalo o, simplemente, disfrutar en familia.
Lo mejor de esta receta es que, a pesar de su sabor profesional, su preparación es muy sencilla y no requiere de técnicas complicadas. Con ingredientes fáciles de conseguir y unos pocos pasos, podrás obtener aproximadamente 20 unidades perfectas para compartir. Además, si hacés una tanda grande, podés guardarlas en el freezer y tener siempre a mano un bocado dulce para cualquier ocasión.