Pasa todos los veranos, pero todos los veranos hay quien habla del fenómeno como si fuera nuevo. Y no es nuevo. Todos los veranos arde España y a lo largo del tiempo se han venido renovando las explicaciones. Hubo años en los que parecía que este país se hallaba poblado de caínes, de psicópatas, de pirómanos. Y hubo otros en los que se buscó la causa de tanto incendio provocado en una hipotética ‘cultura del fuego’, o sea, en un mal metafísico, en un mal por el mal y directamente relacionado con el culto satánico. En los últimos veranos, se está echando la culpa al cambio climático. Era inevitable. De pronto España nunca ha ardido. Nunca vimos arder Galicia ni Doñana, ni las costas del Mediterráneo.
No seré yo quien niegue categóricamente que el clima y las altas temperaturas puedan haber