En el corazón de un estado conocido por tener la población indígena más grande del país, dos jóvenes oaxaqueñas, Betzabeth y Raquel, decidieron forjar su propio camino. A diferencia de lo que tradicionalmente se espera en muchas comunidades indígenas —una vida dedicada al hogar y la familia—ellas optaron por un sendero que pocos recorren: el de la educación universitaria.

Betzabeth y Raquel desafían las expectativas sociales

Aunque muchas mujeres eligen libremente el rol de amas de casa, ellas consideran que no debería ser la única opción disponible. Hablantes de zapoteco y español, estas mujeres salieron de sus comunidades para buscar un futuro más amplio, un viaje que estuvo lejos de ser sencillo.

El proceso de obtener una educación superior estuvo lleno de obstáculos. Al venir de una

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