En el apogeo de su carrera artística, Devora Perez tenía seis trabajos a tiempo parcial.

Si no estaba creando abstracciones de neón inspiradas en Miami en su estudio, podía encontrársela preservando archivos como especialista digital en la Universidad Internacional de Florida y en varias organizaciones sin fines de lucro, o administrando Dimensions Variable, una galería y programa de residencias artísticas en Little River, su empleo actual.

Cuando un trastorno autoinmune no diagnosticado la obligó a usar una silla de ruedas durante meses el año pasado, tuvo la fortuna de contar con un seguro médico a través del empleador de su esposo. De no haberlo tenido, sus inyecciones quincenales le habrían costado casi 3,000 dólares, en lugar de los 5 que pagó gracias a la cobertura.

“No podía tene

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