Carmen y Amparo charlan con el salón en semipenumbra y la tele de fondo. Fuera no hay un alma , calles fantasma por la ola de calor. Puertas adentro la conversación gira en torno a la singular historia de un núcleo de casas con aire de pueblo escondido a espaldas de la Avenida del Cid . Con más de 90 y 80 años respectivamente, son las vecinas más longevas del barrio de la Virgen de los Desamparados , conocido popularmente como barrio de la Aguja, una trama de cinco calles con nombres de vírgene s y adosados unifamiliares de dos plantas. Un remanso de paz y ejemplo de resistencia frente al urbanismo especulativo y el turismo expansivo de la gran ciudad.

El origen de la Aguja —rememoran las vecinas— hay que buscarlo en el primer tercio del siglo XX , cuando el canón

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