
Ubicado en el corazón del Pirineo aragonés , Lanuza es un pueblo que, durante muchos años, estuvo a punto de ser olvidado por el paso del tiempo y las aguas. Abandonado a finales de los años 70 debido a la construcción del embalse del Gállego, este pequeño núcleo urbano ha resurgido de sus cenizas gracias al esfuerzo de sus vecinos, que han transformado un pueblo olvidado en uno de los destinos más especiales de Huesca . Hoy, Lanuza es un auténtico paraíso natural que atrae a turistas de todo el mundo, especialmente aquellos que buscan escapar del bullicio y sumergirse en la belleza de las montañas.
Lanuza: del abandono a la recuperación
A lo largo de su historia, Lanuza fue un pequeño pero próspero pueblo pastoril que se remontaba al siglo XIII. A lo largo de los siglos, el pueblo se fue consolidando como un lugar estratégico para el comercio transfronterizo y la producción agrícola. Sin embargo, el siglo XX trajo consigo la despoblación, un fenómeno que se aceleró en la década de los 70, cuando el proyecto del embalse del Gállego obligó a sus habitantes a abandonar sus hogares.
A pesar de que en 1980 la construcción de la presa inundó la mayor parte de las tierras, los edificios de Lanuza no desaparecieron por completo. Pese al expolio y el abandono, algunas casas sobrevivieron, y a finales de los 90, antiguos vecinos comenzaron a regresar con el objetivo de recuperar lo perdido. Con recursos limitados, la comunidad se unió para restaurar y reconstruir las casas respetando la arquitectura original, utilizando piedra, madera y pizarra. Gracias a este esfuerzo colectivo, Lanuza ha renacido, convirtiéndose en un destino de montaña donde la tradición y el turismo se dan la mano.
Un destino turístico lleno de historia y belleza natural
Hoy en día, Lanuza es un destino turístico que combina a la perfección naturaleza, historia y cultura. El paisaje montañoso, con vistas espectaculares al embalse y la Peña Foratata , es uno de los principales atractivos de este pintoresco pueblo. En verano, las aguas tranquilas del embalse reflejan el cielo y las montañas circundantes, creando un ambiente mágico que atrae tanto a los que buscan relajación como a los amantes de la aventura.
Lanuza también se ha convertido en un referente cultural, con actividades como el Festival Internacional Pirineos Sur , que se celebra cada verano y atrae a miles de visitantes. Este festival reúne a artistas de todo el mundo, desde Amaia hasta Residente , creando una experiencia única en el corazón del Pirineo. Además, la recuperación de las tradiciones locales, como la danza del Palotiau , y la restauración de sus monumentos, como la Iglesia del Salvador , hacen de Lanuza un lugar lleno de vida y cultura.