Los episodios con acosadores son una realidad en el mundo del tenis: del apuñalamiento a Mónica Seles, cometido por un hombre obsesionado con Steffi Graff, a la persecución a Emma Raducanu, a quien un hombre siguió hasta en cuatro países distintos a principios de este 2025. Dos casos separados por tres décadas de diferencia que ponen de manifiesto que sigue habiendo un problema.
Fue el pasado mes de febrero cuando la situación alcanzó un punto de no retorno: durante su partido ante Karolina Muchovan en Dubai, la tenista de 22 años rompió a llorar al ver a un hombre en la grada que unos días antes la había abordado "en un área pública" y había mostrado un "comportamiento obsesivo". La organización le expulsó del recinto y la WTA le prohibió el acceso a todos sus torneos con el fin de garan