La posibilidad de atrapar a los asesinos de Irma García, se va tornando tan borrosa como su única fotografía en vida.
Desde aquel infausto 6 de febrero en que le quitaran la vida luego de violarla, han transcurrido 3 meses y 6 días.
A pesar de los reclamos de la ciudadanía, los cacareos de las autoridades indígenas y la presión ejercida por sus familiares, no se conocen los responsables.
A la indígena warao de Santo Domingo, comunidad del municipio Pedernales, madre de 7 hijos que van desde 1 añito hasta los 17, con esta última embarazada, se le niega de posibilidad de un descanso eterno reposado y apacible.
La que parecía ser una tarea sencilla, un caso de fácil esclarecimiento, una investigación de trámite, término siendo un imposible.
Con 37 años a cuestas y el grandioso deseo de v