En muchas familias, hay una persona a la que todos acuden en momentos de crisis: esa figura que escucha, soluciona, consuela y sostiene.

Es “ el fuerte ”, el pilar emocional que parece estar siempre bien. Pero pocas veces se habla del precio silencioso que paga quien asume este rol. ¿Qué ocurre cuando el que sostiene a todos también necesita ser sostenido? ¿Y por qué esta carga suele pasar desapercibida?

El rol de “el fuerte”: más allá de la admiración

Ser visto como “ el fuerte ” puede parecer un reconocimiento. Se asocia con madurez, liderazgo y capacidad de respuesta.

Sin embargo, conlleva una trampa emocional: a medida que crece esa imagen, también lo hace la expectativa de que nunca flaquees. No hay espacio para mostrar tristeza, ansiedad o agotamiento. Pedir ayuda, para much

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