El cantante Javier Ojeda , voz emblemática de Danza Invisible, dejó en A Coruña una de esas anécdotas que se convierten en recuerdo imborrable. Durante su visita a la ciudad para actuar en las fiestas de María Pita, el músico malagueño hizo una parada gastronómica en el conocido local As Lanchiñas , donde la música se coló inesperadamente entre platos y conversaciones.

Según relató después en el concierto, la cocinera del restaurante confesó que siempre había soñado con cantar. No lo dudó y se animó a interpretar un bolero para los presentes , aunque tuvo que volver rápidamente a sus labores en la cocina, “dejando a todos con la miel en los labios”, como recordó en Facebook el hostelero Javier Nikopol, que acompañó a Ojeda durante estos días.

Lejos de dejar el momento a medias, el

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