En mesas familiares, picadas, celebraciones o en una simple merienda, la uva aparece como una fruta habitual, pequeña y dulce. Su presencia está tan naturalizada que rara vez se piensa en ella como algo más que un snack fresco o un postre. Sin embargo, dentro de su cáscara y semillas se esconde un perfil químico mucho más complejo.

La variedad de colores y tamaños no es solo estética: el tono oscuro de algunas uvas revela una alta concentración de pigmentos naturales con efectos biológicos. En particular, las uvas negras y moradas concentran compuestos que hoy son investigados por su posible impacto en el envejecimiento celular .

La ciencia ha comenzado a documentar con más detalle sus propiedades, que también están presentes en el vino tinto , pero en las uvas frescas aparecen sin

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