El mercado mundial de materias primas agrícolas continúa mostrando volatilidad y tensiones que se reflejan inevitablemente en la cesta de la compra de las familias canarias, un territorio especialmente vulnerable ante las fluctuaciones de precios internacionales. Estos costes suponen una presión directa para Canarias, que depende en más de un 80% de la importación de trigo para su abastecimiento de pan, pastas y otros alimentos básicos.

Esta dependencia de las importaciones internacionales coloca a Gran Canaria en una posición especialmente frágil, ya que la Isla carece de producción cerealista propia y debe afrontar los costes del transporte marítimo, que a su vez se ve influenciado por la oferta y demanda globales, fluctuaciones en los precios del combustible y conflictos geopolíticos,

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