He retomado la novela de Zhenyun Liu, “Yo no soy una mujerzuela”, tratando de entender al mundo chino a través de sus escritores. Me resulta tedioso encontrar la crítica al sistema, allí donde el sistema no lo permite, pero en cualquier parte del mundo tenemos la oportunidad de descubrir que los humanos somos prácticamente iguales en todo, o en casi todo. Mis noticias se limitaban a la relación con la dueña de un restaurante, que debe ser de Formosa, y a una vecina que tenemos en Los Cristianos, que dice que el marido le pega de vez en cuando, y que nos regala hierbas para hacer infusiones que planta en la terraza del apartamento. Es la imagen de la solidaridad asentada en principios básicos. Tiene algo de ceremoniosa, como todos los chinos, pero por lo demás es muy parecida a nosotros, co

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