La euforia que los partidos secesionistas contagiaron a sus fieles en los albores del procès empezó a desinflarse de forma paulatina pero irremediable cuando la promesa de una Cataluña independiente quedó diluida en el olvido.
El proyecto rupturista que enarbolaron los sucesivos líderes soberanistas, desde Artur Mas a Pere Aragonès, pasando por Carles Puigdemont y Quim Torra, se antojaba casi imposible de realizar, pero logró convencer y movilizar a un considerable porcentaje de la población, que cayó en un profundo sueño del que tardarían en despertar.
Según los expertos en demoscopia, fueron las «promesas incumplidas» después del referéndum unilateral del 1-O junto al apoyo «fluctuante» al proyecto independentista los principales factores que explican el progresivo declive del sí en la