Juan era un adolescente que crecía bajo la admiración y el respeto por su padre, en su Chile natal. Esa noche de 1969 no esperaba un llamado que lo hiciera abandonar la comodidad del sillón frente al televisor.

Era viernes y el fin de la rutina semanal se saboreaba más. Ni siquiera se había tomado la molestia de quitarse el uniforme escolar antes de acomodarse en el sofá, bajo una manta. Esa tibieza reforzaba su noción de hogar, ya que el abrigo no era necesario en esa primavera.

Imagen generada con IA-Gonzalo Ponce

El teléfono fue una aberración en medio de esa tranquilidad juzgada como merecida. La sorpresa fue tal que no tuvo tiempo de ensayar excusas: se cambió de ropa y fue directo al cementerio.

En camino

Conforme se iba acercando a su destino, las personas abandonaban el colect

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