Quiérase o no uno es hijo del tiempo en que vive, aunque el actual como bien poetizó Joaquín Sabina en un reciente soneto, sea “…un estrecho/ cuartucho con goteras en el techo”. Y es de advertir esa estrechez al conocer que un mismo primer mandatario dado a anunciar ayer su inminente conversión al judaísmo -hecho por cierto merecedor de toda consideración-, hoy poco menos que aconseja al nuevo Papa santificar la propiedad privada, con ignorancia de la “hipoteca social” y el bien común a la que debe apuntar ese derecho natural, sobre todo –según enseña el Doctor Angélico- en lo que a los bienes necesarios se refiere.
Empero también en este complejo aquí y ahora que se transita y que algunos lo hacemos entre lágrimas por la muerte de Francisco I y alegría ante la llegada de León XIV, result