Quienes este verano han elegido el mar como destino vacacional se han encontrado con una sorpresa poco habitual : la temperatura del agua. En enclaves como Salou (Tarragona), donde el Mediterráneo ha alcanzado los 29 grados, o en la playa de L’Almadrava, en Benicàssim (Castellón), que ha rozado los 30, bañarse recuerda más a una piscina climatizada que a la refrescante inmersión que suele buscarse en la costa. También en Peñíscola (Castellón), otro punto con aguas cálidas en plena temporada alta, los visitantes aragoneses siguen acudiendo en masa, fieles a una tradición que se remonta a los años setenta.

El destino preferido: Peñíscola

Peñíscola se convirtió hace más de medio siglo en la “playa de los aragoneses ”. Desde entonces, generaciones de familias han repetido la cost

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