La reunión de dos horas y media entre Donald Trump y Vladímir Putin celebrada este viernes en Alaska no concluyó con un alto el fuego inmediato, pero sí con un cambio drástico en la orientación diplomática de Estados Unidos respecto a la guerra de Ucrania . Lejos de lo anticipado, Trump no solo renunció a exigir el cese previo de las hostilidades , sino que avaló públicamente la propuesta del Kremlin de aceptar la anexión total de Donetsk a cambio de un congelamiento del frente y un acuerdo de paz con garantías.

La propuesta rusa: paz a cambio de territorio

Según ha trascendido, Putin exigió que Ucrania ceda la totalidad de la región de Donetsk , incluso las zonas que Kiev todavía controla dentro del Donbás , como condición para congelar las líneas de combate. En palabras del líder ruso, se trataría de "eliminar las causas originales del conflicto", aludiendo así a la expansión de la OTAN y al control de áreas consideradas estratégicas para Moscú.

Trump, lejos de rechazar el planteamiento, lo trasladó con naturalidad al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski , en una llamada posterior y confirmó que el lunes 18 de agosto se reunirán en Washington para "estudiar las condiciones para una paz duradera". Trump fue aún más lejos en su red social Truth Social, donde aseguró que "la mejor forma de acabar con esta horrenda guerra no es un alto el fuego temporal, sino un acuerdo de paz definitivo ".

Decepción en Ucrania: Zelenski acorralado entre concesiones o aislamiento

Las reacciones en Kiev no se han hecho esperar. La clase política ucraniana ha recibido las imágenes de camaradería entre Trump y Putin con desconcierto e inquietud. Muchos temen que Estados Unidos esté dispuesto a ceder en puntos cruciales sin contar con Ucrania , violando el principio diplomático que ha guiado a Occidente desde 2022: nada sobre Ucrania sin Ucrania .

El presidente de la comisión de Exteriores del Parlamento ucraniano, Oleksandr Merezhko , ha advertido que la "propaganda rusa sacará gran rédito" de esta cumbre y que el giro diplomático de Washington podría erosionar la posición de Kiev en futuras negociaciones. Según las encuestas, más del 75 % de los ucranianos se opone a ceder más territorio , incluso a cambio de paz y garantías de seguridad.

Zelenski, por su parte, ha insistido en que "para lograr una paz justa, Ucrania debe estar en la mesa y su soberanía no puede negociarse" . Aun así, ha aceptado reunirse con Trump, y ha dejado la puerta entreabierta a una cumbre trilateral con Putin, siempre y cuando se respeten las líneas rojas constitucionales ucranianas.

Las garantías de seguridad: ¿sustituto de la OTAN?

En un intento por suavizar el impacto de esta posible cesión, Trump ha ofrecido a Ucrania garantías de seguridad similares al artículo 5 de la OTAN , aunque sin incluir formalmente al país en la Alianza Atlántica. Esta fórmula, defendida por varios líderes europeos, incluiría un compromiso de respuesta conjunta en caso de un nuevo ataque ruso.

No obstante, estas garantías —según varios analistas— carecen de mecanismos vinculantes y podrían resultar insuficientes si Ucrania pierde la capacidad de disuasión militar sobre su propio territorio. La duda clave es si las potencias occidentales están dispuestas a implicarse militarmente en caso de una nueva ofensiva rusa.

Putin: del aislamiento internacional a la rehabilitación diplomática

Más allá del contenido de la negociación, el simbolismo de la cumbre en Anchorage ha generado un fuerte impacto. Por primera vez desde el inicio de la invasión en 2022, Putin ha sido recibido como interlocutor legítimo por el presidente de Estados Unidos , rompiendo de facto el aislamiento que había impuesto Occidente.

La actitud cordial, los elogios mutuos y la ausencia de críticas públicas al Kremlin marcan un punto de inflexión en la estrategia diplomática estadounidense. "Trump ha puesto fin al ostracismo internacional de Putin", ha lamentado Merezhko. Para muchos ucranianos, este gesto puede interpretarse como una recompensa a la agresión militar .

Una paz congelada, no definitiva

La propuesta rusa no es una rendición unilateral, sino una paz congelada : cesar la expansión territorial a cambio de legitimar las anexiones pasadas. Aunque la guerra quedaría detenida, el statu quo favorecería a Rusia , consolidando sus avances y forzando a Ucrania a una redefinición geopolítica bajo presión.

Putin ha sido claro: no aceptará una Ucrania en la OTAN , exige el reconocimiento de Crimea como territorio ruso y reclama la adopción del ruso como lengua cooficial. En conjunto, esto equivale a una redimensión del Estado ucraniano bajo tutela indirecta del Kremlin .

El encuentro previsto entre Trump y Zelenski este lunes podría definir el nuevo equilibrio de poder en Europa del Este . Una posible cumbre trilateral posterior —Trump, Zelenski, Putin— marcaría un precedente histórico , pues sería la primera vez que los tres protagonistas se sientan simultáneamente a negociar el futuro de Ucrania.

Pero el precio podría ser alto: una paz negociada sin justicia , una integridad territorial mutilada y un Kremlin fortalecido en la arena internacional. Y todo ello, sin que Rusia haya renunciado del todo a su vocación imperial.