Pedro Morales
Introducción
La serenata en honor a la Virgen de la Consolación de Táriba, celebrada el pasado 14 de agosto, marcó un momento excepcional en la tradición mariana. Antes de convertirse en interlocutor de la Virgen, el declamador se postró completamente ante la Divinidad en un acto de entrega y humildad absoluta, preparándose espiritualmente para transmitir un mensaje celestial. Este gesto simbolizó la conexión entre la humanidad y lo divino, realzando la solemnidad del evento.
En esta ocasión especial, la Virgen, a través de la voz del declamador, envió un mensaje poético y profundo al pueblo tachirense y venezolano en general. Este mensaje, plasmado en el poema “La voz de la Madre al corazón venezolano”, no fue un simple ruego, sino un llamado auténtico y amoroso que invit