Estamos a la puerta de una reforma electoral contrahecha, sin diagnóstico ni proyección de sus efectos, pero eso sí, con las percepciones como coartada. Lo que está en riesgo es el fin de las elecciones competidas.

“Contra la razón y por la fuerza” es un documental chileno de 1974 que marcó a mi generación en más de un sentido. Contiene imágenes del golpe de Estado en Chile, y el título lo debe a un juego de palabras con el lema oficial chileno: por la razón o la fuerza. Eran las épocas en que la razón y el diálogo tenían un valor superior.

Leo las entrevistas al nuevo presidente de la Comisión para la Reforma Electoral, e inevitablemente recuerdo el documental. Pablo Gómez ya lo advirtió: se usará la fuerza de la mayoría. Ya no importa persuadir o convencer, hoy hay que imponer la supue

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