San Martín dejó tras de sí un ideario que trascendió generaciones: la unidad sudamericana, la disciplina militar, la austeridad personal y el sacrificio por la causa común. Su muerte marcó el fin de una vida dedicada al proyecto independentista, pero no al mito que, desde entonces, creció y se consolidó como uno de los pilares de la identidad nacional argentina.

Cien años después, otro líder argentino, Juan Domingo Perón, retomaría su figura como símbolo político. Durante su primera presidencia (1946-1955), Perón impulsó un fuerte rescate histórico del Libertador: ordenó repatriar sus restos en 1880 (hecho que había ocurrido décadas antes) y, sobre todo, promovió su imagen como modelo de patriotismo, independencia económica y unidad nacional. La figura de San Martín fue incorporada al dis

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