En la madrugada del domingo 17 de agosto, un bus de la empresa Huandoy fue blanco de un atentado en Carabayllo, Lima. El artefacto explosivo detonó en la parte trasera del vehículo, que se encontraba en su paradero final, en el kilómetro 23 de la avenida Túpac Amaru. Afortunadamente, no se reportaron heridos, ya que el conductor había dejado a su último pasajero minutos antes de la explosión.
El estallido causó daños significativos al bus, rompiendo lunas y creando un gran forado en la carrocería. La rápida evacuación de los ocupantes evitó una tragedia mayor, aunque el impacto generó pánico entre los vecinos y trabajadores de la zona. La Unidad de Desactivación de Explosivos (UDEX) llegó al lugar para investigar el incidente y recoger evidencias del artefacto.
Las primeras hipótesis apuntan a que el ataque podría estar relacionado con extorsiones. Trabajadores de la empresa Huandoy han denunciado amenazas de bandas criminales que exigen hasta 100 mil soles para permitirles operar sin represalias. Un representante de la empresa expresó: "La situación es crítica, no podemos seguir trabajando con miedo".
La Policía Nacional del Perú activó un protocolo de emergencia, cerrando el área y recolectando pruebas. Las imágenes de las cámaras de seguridad serán fundamentales para identificar a los responsables del ataque. Este incidente marca el segundo ataque grave contra la empresa Huandoy en menos de un año, lo que ha generado un clima de inseguridad entre sus empleados.
La investigación se centra en analizar los videos de vigilancia y obtener información de los pasajeros presentes durante el ataque. La situación en Carabayllo ha sido tensa, con antecedentes de intentos de atentados similares en el pasado, lo que ha llevado a las autoridades a intensificar las medidas de seguridad en el transporte público de la zona.