Fernanda, emprendedora de 34 años, abrió hace casi un año un pequeño bar en la . Al firmar el contrato de arrendamiento, el dueño del local le aseguró que el establecimiento contaba con uso de suelo para la y así lo indicaba el contrato. Sin embargo, hace unas semanas, el Instituto de Verificación Administrativa ( INVEA ) clausuró el local por no contar con el permiso adecuado para la venta de bebidas alcohólicas.

Hoy, Fernanda enfrenta una multa de más de 30 mil pesos y lleva más de un mes con el local cerrado, adaptando su negocio a entregas a domicilio a través de plataformas digitales.

Este caso, lejos de ser aislado, refleja una problemática común para quienes buscan emprender en la capital: La falta de certeza sobre el uso de suelo y permisos necesarios para operar leg

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