El presidente del Gobierno ha interrumpido por unas horas su retiro veraniego en las islas afortunadas para interesarse por la evolución de los incendios forestales con visitas a Orense y León. Lo ha hecho ocho días después de que recorra el país una epidemia de fuego con una balance desolador: tres muertos, decenas de heridos, miles de desalojados y 120.000 hectáreas arrasadas. Pedro Sánchez no había encontrado un instante para acompañar a los afectados y mucho menos para transmitir palabras de consuelo en persona a tantos compatriotas que necesitaban la mano tendida de una estado fuerte y eficaz que no han encontrado. Tampoco le ha parecido suficiente al jefe del Ejecutivo las llamadas de auxilio de las administraciones regionales y locales, así como de los vecinos de las localidades aso
La urgencia climática es el sanchismo

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