Una se va al norte cada año a huir del calor y de las huestes de turistas, a reencontrarse con los suyos y con el silencio. Pero este año es diferente. El fuego nos ha cercado. No soy la única mallorquina: nos tenemos localizadas las amigas que estamos repartidas entre Galicia, León y Asturias. El sábado comíamos tranquilos en casa, aguantando el chaparrón de los 39 grados en la meseta, cuando sonó la alarma de los móviles: estamos en alerta roja por riesgo de incendio. Las amigas del norte me escriben: ¿estáis bien? Algunas no. Miro en Google Maps y hay una docena de grandes fuegos a solo cien kilómetros. Todas nuestras excursiones han sido abortadas. Estamos en casa, regando el huerto, cruzando los dedos y dando gracias a los ríos que nos rodean. Pero sonó la alarma, nos desbocó el coraz
Toros y bomberos

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