Lo último que miramos antes de dormir; lo primero al levantarnos. El teléfono móvil ha ido convirtiéndose gradualmente en una extensión de nuestra propia realidad, y ya no sólo realizamos acciones con él; llevamos una "nueva" vida digital. Comunicamos, consumimos, trabajamos, descansamos y nos relacionamos a través de la pantalla. Pero esa hiperconectividad, que parecía inofensiva, empieza a tener consecuencias.

La más común, aunque aún poco visibilizada, es la llamada nomofobia: el miedo irracional a no tener acceso al móvil. Estos comportamientos, cada vez más comunes entre adolescentes y jóvenes adultos, responden a un patrón claro. María Quevedo, directora de tratamiento de la Clínica Recal, indica que la nomofobia "no está reconocida oficialmente como un trastorno mental o adicción,

See Full Page